Para el Amor No Existe la Edad
Hola, me llamo Sofia y tengo 15 años. Estoy enamorada de un hombre de 30 desde hace 6 meses, y no se hasta qué punto merece la pena esta relación.
Un día se acerco a mí un hombre extraño y me dijo que vivía a pocos pasos de mi casa, y que me veía pasar por su puerta con el uniforme del colegio muy a menudo. Me transmitió una sensación muy extraña, tanto un poco de miedo como una atracción inexplicable.
Empecé a encontrarme con él y nos dimos los teléfonos, empezamos a chatear casi a diario, y un día lo vi inesperadamente. Me acababa de picar una abeja y yo tenía la pierna hinchada. Entonces me tocó para ver la inflamación y justo en ese momento los dos sentimos algo extraño, puede que fuera eso a lo que llaman “amor”.
Me decía que le encantaba y que ojalá tuviera al menos 18 años.
Al cabo de unos días le pedí que nos llevara a mi amiga y a mí a una discoteca y, sorprendentemente, se quedó con nosotras. Cuando pasó un rato me dijo que quería hablar conmigo y salimos los dos a su coche, una vez allí me dijo que no le importaba la edad, que yo le gustaba mucho y que podríamos intentarlo. Intenté no caer en la tentación, siendo consciente de que era una locura esa relación, pero sin poder evitarlo acabé besándolo hasta las 6 de la mañana que tuve que irme a casa.
Empezamos a vernos casi a diario y nos pasábamos las noches enteras en su coche besándonos. Nos íbamos a un mirador desde donde se apreciaban unas vistas preciosas de Málaga.
Estábamos siempre a escondidas. Una de las cosas que más me gusta de la relación, ya que no quería que nadie me viera con él y pensara que estaba loca. Mi conciencia me repetía una y otra vez que lo que estaba haciendo estaba mal y que no iba a llegar a ningún lado, que estaba perdiendo el tiempo. Pero mi corazón sentía algo nuevo, algo extraño. Un amor inexplicable, no era capaz de rechazarle por mucho que me enfadara porque sentía que me hacía falta, crecieron en mí muchos sentimientos nuevos.
Él despertó en mí algo que ningún otro había hecho, una pasión que me llevaba a arañarle toda la cara y tirarle del pelo con fuerza mientras le besaba el cuello. Me transmitía mucha seguridad y sobre todo amor.
Se iba de mi casa alas 7 de la mañana y volvía al ratito para traerme el desayuno, me regalaba rosas y se preocupaba mucho por mí, me hacía sentir muy orgullosa de lo que soy.
Poco a poco se fue ganando mi confianza y mi cariño, así que decidí entregarle mi virginidad, fue todo muy bonito.
A su vez nos peleábamos mucho, ya que debido a esos 14 años de diferencia, chocábamos mucho en la forma de pensar. Además el tenía dos hijos, un trabajo, etc… y yo estaba estudiando primero de bachiller, entonces nos venía bastante grande a los dos. Pero el amor superaba todos los obstáculos, los comentarios de la gente, los celos y esas cosas de pareja.
Hoy en día llevamos 4 meses, y a pesar de las peleas casi a diario, nos esforzamos por entendernos el uno al otro y entender que para ninguno de los dos es fácil. Nos queremos mucho, pero en parte yo sigo sin saber si estoy haciendo lo correcto o solo será algo pasajero…
Yo nunca me había planteado, ni si quiera hubiera pensado enamorarme de un hombre tan mayor para mí, pero así sucedió.
De esta historia saco que el amor lo puede todo, y que no hay que juzgar a nadie por su físico, su edad, su raza o su sexualidad, ya que nunca sabes de quién te puedes enamorar o qué te puede pasar mañana.
También he aprendido que hay que aprovechar las oportunidades, y ser lo más felices posibles, porque al fin y al cabo solo hay una vida, y , para qué preocuparse tanto por ella si algún día acabará. Algún día cuando seamos viejos y nos acordemos de todo lo que hemos hecho en la vida, nos arrepentiremos más de las cosas que no hicimos que de las que sí.