Una mujer humilde, recibió una carta muy peculiar, atractiva y comenzó a leerla:
Querida Karen: "Voy a estar en tu barrio el sábado en la tarde y quisiera verte. Te quiere siempre, Jesús"
Sus manos temblaban mientras colocaba la carta en la mesa. Porqué Dios querrá visitarme si no soy
nadie especial?. Además, no tengo nada que ofrecerle. Tendré que ir al supermercado y comprar algo
para la cena"
Cuando regresaba de hacer las compras para la cena se le acercaron dos mendigos sucios y mal
olientes y le dijeron:
- "Señorita, no tengo trabajo y mi esposa y yo hemos estado viviendo en las calles, nos estamos
congelando y tenemos mucha hambre y si usted nos pudiera ayudar se lo agradeceríamos mucho"
- Me gustaría ayudarlos, pero soy pobre también. Todo lo que tengo es un poco de pan y jamón, tomen
toda esta comida, creo que puedo servirle otra cosa a mi invitado"
- "Gracias. Muchas gracias!. Exclamó la mujer y Karen pudo ver que estaba temblando de frío.
- "Sabe, tengo otro abrigo en casa, tome este", dijo, mientras se lo ponía sobre los hombros. Ella
regresó a casa sonriendo y sin su abrigo ni comida que ofrecer a Jesús. A medida que se acercaba a la
puerta de su casa se comenzaba a desanimar un poco, pensando que no tenía nada que ofrecer al
Señor. Cuando llegó, había una nota debajo de la puerta.
Querida Karen:"Fue muy agradable verte de nuevo. Gracias por la comida y por el hermoso abrigo! Te quiere siempre, Jesús!"